Acudimos a ella en situaciones de conflicto, pero es fundamental para mantener el orden y la normalidad del statu quo en todo momento. Por ello, es importante que conozcas qué es la diplomacia, en qué niveles administrativos se manifiesta y cómo puedes dedicarte profesionalmente a ella: quizás no te hayas planteado esta posibilidad, ¡pero puede que tu futuro trabajo se encuentre ligado a algún organismo internacional!
Y es que, en un mundo tan globalizado como el nuestro, donde las relaciones comerciales, políticas y de inversión nos hacen cada vez más interdependientes, la diplomacia se ha convertido en uno de los activos más importantes de la sociedad. De hecho, muchos de los grandes retos del siglo XXI como el cambio climático, la migración o los conflictos territoriales demandan una acción diplomática para su prevención, resolución, o simplemente para gestionarlos de la mejor manera posible.

¿Qué es la diplomacia y cuál es su papel?
No resulta sencillo, desde luego, responder de manera clara y completa a qué es la diplomacia. En general, podríamos decir que se trata de un conjunto complejo de prácticas y estrategias que diferentes entidades, desde los propios Estados hasta organismos supranacionales como las Naciones Unidas, utilizan para gestionar pacíficamente sus relaciones; y, dentro de esas estrategias, se encuentran infinidad de acciones concretas que contemplan el diálogo, la negociación y la cooperación.
Puede parecer sencillo, pero no lo es. Detrás de la actividad diplomática se busca defender intereses nacionales, alcanzar acuerdos política o económicamente relevantes, contribuir a la seguridad mundial y evitar conflictos que pueden traer consecuencias muy negativas. Por ello, es importante conocer qué es la diplomacia y hasta qué punto puede declinarse ya que, a un nivel más cercano, también puede servir para generar oportunidades de negocio, agilizar procesos administrativos o promover intercambios culturales.
Existen, de hecho, muchas maneras diferentes de ejercer la diplomacia, dependiendo del objetivo que se persiga alcanzar: abordar el reto medioambiental, impulsar la generación de nuevo conocimiento, influir sobre la opinión pública, etc. Sin embargo, existen ciertas características que parecen definir, cada vez más, la diplomacia del siglo XXI:
- Su carácter multilateral o, al menos, bilateral: No podemos plantearnos qué es la diplomacia desde una única posición, ya que siempre requerirá de la cooperación entre múltiples países u organismos internacionales. Desde la ONU a la Unión Europea o la Organización Mundial del Comercio, todos los asuntos que se se abordan desde una perspectiva diplomática requieren de una colaboración y diálogo entre, al menos, dos agentes distintos.
- La creciente digitalización, que ha transformado la manera en que se construyen las relaciones. De hecho, la presencia y la manera en que los organismos públicos se manifiestan en redes sociales abre un nuevo espacio para la política y la representación hasta ahora desconocidas. Y es que, por ejemplo, publicar un determinado mensaje o compartir cierta información en redes puede tener lecturas que influyan en las relaciones diplomáticas.
- Un creciente foco en la defensa de los derechos humanos y el desarrollo sostenible, sobre todo en situaciones límite derivadas de conflictos, la lucha por la igualdad de oportunidades y la promoción de la democracia.
- Un papel preeminente en la gestión de crisis y la prevención de conflictos que, desgraciadamente, no dejan de estar vigentes. La mediación, el diálogo y la negociación para evitar la guerra o, al menos, prevenir las crisis humanitarias, siguen siendo punta de lanza de la actividad diplomática en la actualidad.
Entonces, ¿de qué trabaja un diplomático?
Un profesional que desempeñe su trabajo en el ámbito de la diplomacia y las relaciones internacionales puede abordar una amplia variedad de funciones, tanto a nivel local como en el extranjero. Evidentemente, todo dependerá de la naturaleza del puesto, del ámbito en el que se desarrolle y de su vinculación o no a la Administración Pública pero, en general, estos son algunos de los puestos que un perfil diplomático puede desempeñar:
- Embajador, cónsul o agregado diplomático: Son los más altos perfiles de representación de un país en otro Estado o en algún organismo internacional, y son también los que defienden los intereses nacionales en materia económica, comercial o cultural. Son funcionarios del Estado y, por lo tanto, su carrera pasa por un examen público u oposición.
- Analista político o económico: Es quien evalúa la situación de un país o región para informar decisiones de política exterior, y trabaja habitualmente en medios de comunicación o en organismos gubernamentales.
- Especialista en protocolo y relaciones institucionales: Figuras necesarias para organizar eventos diplomáticos u organizar visitas oficiales.
- Responsable de cooperación internacional: Perfil que gestiona proyectos de ayuda al desarrollo o colaboración entre países.
En muchos casos, los diplomáticos son funcionarios públicos vinculados al Ministerio de Asuntos Exteriores de su país, donde ejecutan acciones vinculadas a la política exterior de sus gobiernos.

Grado en Relaciones Internacionales, un (buen) primer paso
Si sigues planteándote qué es la diplomacia y crees que tienes madera para dedicarte profesionalmente a ello, puedes comenzar a construir tu carrera desde la propia universidad. En realidad, no existe un grado que te forme específicamente para ser diplomático, pero sí hay varias áreas de estudio que son especialmente recomendadas y valoradas, como los grados en Derecho, Ciencias Políticas o Relaciones Internacionales. En todos estos títulos recibirás una formación completa en aspectos jurídicos y económicos, así como de historia contemporánea, que te aportarán una sólida base sobre la que sustentar tu carrera.
Según el último estudio de Randstad Research y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, en Relaciones Internacionales el incremento entre el primer salario y el salario cinco años después de la graduación puede llegar hasta el 76,3%
Y es que, como también ocurre en otros países, en España es necesario aprobar un concurso público específico para poder ingresar en el cuerpo diplomático. Por ello, aunque se puede ejercer la diplomacia a diferentes niveles, los diplomáticos de carrera son aquellos que han pasado por la oposición convocada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, y que incluye pruebas de idiomas, derecho internacional, economía, política exterior y otras materias.
Como futuro universitario, es importante que conozcas qué es la diplomacia y cómo afecta a nuestra sociedad. Y no solo por su impacto en el tablero internacional, sino también porque puede ser una interesante vía de desarrollo profesional que quizás no te habías planteado.
Por ello, si tienes inquietudes culturales, habilidades de comunicación y negociación, y el grado en Relaciones Internacionales estaba ya en tu radar… ¿por qué no plantearte desde ya un horizonte diplomático en tu futuro profesional?
