Fisioterapia es, posiblemente, una de las carreras del área de Ciencias de la Salud más versátiles y que más oportunidades laborales presenta a los nuevos graduados. La terapia física ha demostrado su impacto en la prevención y tratamiento de multitud de dolencias y, por ello, existe una gran cantidad de ramas de la fisioterapia centradas en diferentes ámbitos o perfiles de paciente: desde la deportiva a la pediátrica, de la fisioterapia neurológica a la respiratoria, ¡sus beneficios son incontables!

Son hasta diez las áreas de especialización que reivindica el Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España, lo que pone de manifiesto hasta qué punto es posible profundizar en el estudio y la técnica para personalizar la terapia del paciente. Ya sea para mejorar el efecto de un tratamiento oncológico, mitigar el dolor provocado por un traumatismo o evitar la cronificación de una lesión, el trabajo del fisioterapeuta es esencial para mejorar el bienestar de las personas.
¿Qué es la fisioterapia neurológica?
La fisioterapia neurológica se encuentra dentro del espectro de las ramas de la fisioterapia, y se centra en el tratamiento y recuperación funcional de aquellos pacientes que han sufrido algún tipo de enfermedad o lesión que afecta a su sistema nervioso. Desde accidentes cerebrovasculares a enfermedades degenerativas, son muchas las personas que pueden ver su función motora o sensorial afectada por un trastorno neurológico, y que requieren de neurorrehabilitación para recuperar o mejorar su forma física.
El fisioterapeuta neurológico, por supuesto, no trabaja de manera aislada e independiente. Lo más habitual es que se integre en un equipo de profesionales de la salud que acuerde conjuntamente el tipo de tratamiento que mejor se ajuste a la dolencia del paciente; una labor que, desde la terapia física, acompaña el trabajo de médicos especialistas, cirujanos, ortopedas y otros profesionales sanitarios.
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Son muchos los beneficios asociados a la terapia neurológica que mejoran sensiblemente la coordinación, el movimiento e incluso el dolor asociado a un trastorno del sistema nervioso. En algunos casos, la fisioterapia neurológica ayudará a recuperar el movimiento, mejorar el equilibrio, prevenir la aparición de úlceras o a ralentizar procesos degenerativos a nivel muscular; todo dependerá del tipo de trastorno o patología que sufra el paciente, de su relación con otro tipo de tratamientos, y del objetivo que se busque alcanzar en el diagnóstico clínico.
Y es que, en muchas ocasiones, el fisioterapeuta neurológico se enfrenta a casos de extrema complejidad provocados por traumatismos o enfermedades irreversibles que no permiten la restauración de la función física del paciente. Los casos de parálisis, deterioro cognitivo o lesiones cerebrales más graves pueden limitar el efecto de la terapia, pero ésta sin duda contribuirá a mejorar sensiblemente la calidad de vida de estos pacientes previniendo la aparición de contracturas, úlceras por presión o hematomas. Son casos extremos que, sin duda, dejan manifiesta la naturaleza vocacional del trabajo del fisioterapeuta y su respeto absoluto hacia la vida y la dignidad de las personas.
Patologías que requieren de neurorrehabilitación
Son innumerables las causas que pueden provocar un mal funcionamiento de nuestro sistema nervioso y que éste tenga a su vez un impacto negativo en nuestra capacidad motora. A raíz de una enfermedad, de un accidente o incluso de la edad podemos ver nuestros movimientos más limitados e incluso comprometida nuestra capacidad cognitiva, de habla o de deglución de alimentos.

En el caso del deterioro propio de la edad, enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson suelen aparecer en personas mayores (aunque no siempre) y afectan al control del movimiento y equilibrio, además de generar rigidez muscular, por lo que un tratamiento de neurorrehabilitación puede contribuir a ralentizar estos efectos.
Los traumatismos, que pueden venir dados por ejemplo por accidentes de tráfico o golpes severos, pueden provocar daños neuronales graves que afecten a la movilidad de los pacientes. Estas lesiones, cerebrales o medulares, pueden generar la pérdida de la funcionalidad de las extremidades, hipertrofia muscular o la ausencia de sensibilidad, además de espasmos, vértigos, mareos y otros efectos ligados a la pérdida de habilidades motoras.
En el caso de las enfermedades neurodegenerativas, la fisioterapia neurológica también puede jugar un papel esencial en la recuperación o el reentrenamiento motor, pero también resulta fundamental para ayudar al la persona a mantener su independencia siempre que sea posible. Entre las patologías de corte neurológico que mayor impacto pueden tener en el movimiento de los pacientes, destacan las siguientes:
- Tumores cerebrales
- Esclerosis Múltiple (EM)
- Esclerosis lateral amiotrófica (ELA)
- Enfermedad de Huntington
- Fibromialgia
En todos estos casos, los efectos pueden llevar al paciente a sentir debilidad muscular, movimientos involuntarios o espasmódicos, dolor generalizado o rigidez. El impacto emocional asociado a todo este tipo de dolencias puede desembocar asimismo en episodios de ansiedad o trastornos depresivos, por lo que una buena terapia de rehabilitación será capaz no sólo de mejorar el estado físico del paciente, sino que también colaborará a mejorar su estado de ánimo y equilibrio general.
Si estás buscando una rama de la fisioterapia apasionante, con un impacto visible en la vida del enfermo que, sin duda, te reafirmará en tu vocación, posiblemente la fisioterapia neurológica sea para ti. Como estudiante del Grado en Fisioterapia de la CEU UF3, a lo largo de tu carrera recibirás formación específica en Patología y Fisioterapia en Neurología del Adulto por lo que, al finalizar tus estudios, ya habrás dado el primer paso hacia un área profesional cuya demanda no deja de aumentar: ¡solicítanos información ahora y descubre todas las virtudes que tiene estudiar Fisioterapia en Sevilla!